Fue una alegría encargarnos de la venta de esta finca rústica porque desde el primer momento los propietarios depositaron su total confianza en nuestra forma de trabajar.
Los vendedores conocían nuestra trayectoria profesional y a raíz de esta gestión nos hemos hecho grandes amigos, con los que compartimos varias paellas en la maravillosa terraza los días que planificábamos las visitas de los interesados.
La propiedad es un entorno privilegiado donde se respira naturaleza y aire puro.
El terreno de 9.731 m². es impresionante, tiene un almacén de 25 m²., un gallinero con 1 gallo y 8 gallinas ponedoras, se completa una vivienda que se vendió amueblada.
Los nuevos propietarios están encantados con la finca y van a disfrutar muchísimo de este paraíso, y nos han prometido que compartiremos alguna paella con ellos.